La sala Santana 27 de Bilbao vivió el fin de la gira estatal de The Darkness. Los británicos pusieron el broche final a su tour de presentación de Dreams On Toast con un concierto tan excesivo como brillante, en el que el humor, la teatralidad y el virtuosismo volvieron a fundirse en un espectáculo de puro rock and roll.
Dea Matrona fueron las encargadas de abrir la velada, el cuarteto de Belfast, liderado por Mollie McGinn (voz y bajo) y Orláith Forsythe (voz y guitarra), abrió la noche con un concierto breve de rock melódico y sabor clásico. Temas como «Hate That I Care», «Magic Spell» o Black Rain» alternaron fuerza y sutileza, mientras su versión de «Oh Well» de Fleetwood Mac arrancó los vítores del publico. En «Glory, Glory (I Am Free)», ambas se quedaron solas en el escenario en un emotivo momento acústico, antes de cerrar con «Red Button». Su propuesta de folk-rock con aires country dejó una impresión cálida y genuina.
A las nueve en punto, The Darkness salió al escenario, liderado por los hermanos Hawkins apareció entre humo y vítores con Rock and Roll Party Cowboy, primer aviso de que la velada sería cualquier cosa menos rutinaria. Un fallo técnico inicial no logró empañar la energía con la que enlazaron «Growing On Me» y «Get Your Hands Off My Woman», dos himnos de su debut Permission to Land (2003). Justin Hawkins, enfundado en su habitual vestuario de rock star, combinó falsetes imposibles, humor absurdo y acrobacias que desafiaban la gravedad. Su magnetismo fue total, aunque también acaparador: todo giraba a su alrededor.
Con «Mortal Dread» y «Motorheart» el grupo demostró que sigue creyendo en su material reciente. Luego llegaron «Walking Through Fire» y «Barbarian», potentes y ejecutadas con precisión quirúrgica por Dan Hawkins, el bajista Frankie Poullain y un Rufus “Tiger” Taylor, hijo del batería de Queen que aporta una pegada de lujo. La emotiva «Love Is Only a Feeling» sirvió de respiro y comunión con el público, que coreó cada nota antes de rendirse de nuevo en «Givin’ Up».
Uno de los momentos más curiosos de la noche fue «My Only», con el propio Taylor tomando el micrófono y Dan a la batería, un guiño divertido que rompió el guion habitual. Luego vino «Heart Explodes», y un inesperado giro: Justin se lanzó a versionar «The Power of Love» de Jennifer Rush con una teatralidad tan exagerada como deliciosa, arrancando carcajadas y aplausos a partes iguales.
En la recta final toco turno para «The Longest Kiss», «Friday Night» y «Japanese Prisoner of Love» elevaron la temperatura de la sala. Pero fue con «I Believe in a Thing Called Love» cuando la sala se vino arriba, brazos al aire, móviles en alto y un Justin al borde de la extenuación. Tras una espera algo larga, el grupo volvió para los bises con «One Way Ticket» y «I Hate Myself», en la que incorporaron el riff de Heartbreaker de Led Zeppelin. El frontman, ya sin camisa, se despidió sudoroso, eufórico y entregado.
Fueron casi dos horas de concierto sirvieron para constatar que The Darkness siguen siendo una rara avis en el panorama del rock actual. Su mezcla de virtuosismo, humor, exceso y teatralidad puede dividir opiniones, pero nadie puede negar su autenticidad ni su carisma sobre las tablas. Agradecer a Madness Live por esta gira y por dejarnos ser parte de ella.
Lugar: Santana 27 (Bilbao)
Fecha del Evento: 26 de octubre de 2025
Texto y fotografías: David Mars
